Desde que tenía, no se, algo de 13 años que no había ido a Mar del Plata, así que no tenía un recuerdo claro de lo que era la ciudad, sacando la parte de Playa Serena que era adonde había estado. Este lugar estaba entonces desierto, hoy en día me imagino que debe estar bastante más poblado porque ahora el sur es lo más top de mardel, en ese entonces en esa cuadra donde estábamos no había más de tres o cuatro casas, y no eran mansiones ni nada, el relleno era descampado liso y llano. Del Centro, la única imágen que me quedó era la forma en que la avenida que bordea la rambla ondeaba para arriba y para abajo continuamente como si fuera una doble hélice, de manera que si uno estaba yendo, digamos para el sur, en el momento que uno alcanzaba la máxima profundidad quedaba colocado directamente abajo de la persona que estaba yendo para el norte que en ese momento estaba alcanzando su máxima altura. Bueno, en realidad no es tan matemático, pero ésa era la imágen que yo tenía de esa avenida. Cuando uno iba al norte, y estaba en el trazo descendente, uno quedaba atrapado entre las olas a la izquierda, que rompían contra los riscos de rocas (porque a esa altura, un poco antes del Torreón, no hay playa) y otra pared de roca de unos 10 mts. de altura a la derecha que sostenía el otro tramo, el ascendente, es una sensación bastante inquietante, por lo menos lo era cuando yo era chico.
Decía entonces que cuando había ido a Mar del Plata paraba en un casa de Playa Serena y que esto es en la parte Sur de Mar del Plata. Entonces, con mi familia estabamos viviendo en la casa de los padres de unos amigos de mi papá que eran residentes de Mar del Plata, cosa esta que yo encontraba particularmente atractiva:
"guau! viven en Mar del Plata -pensaba yo-
estos tipos la deben pasar re-bien". Me acuerdo que la casa esta estaba llena de revistas tipo
Radiolandia 2000 y
Semanario muy viejas, tipo de los años 72 o 73, que hablaban de como vivía la gente en temporada, mostraban a las celebridades todas producidas sacándose fotos en la entrada de los teatros, todo brillo y glamour (hasta pensaba que en Mar del Plata todo tenía ese tono tirado al sepia de las fotos viejas). Por esto es que yo siempre tuve una imágen muy romántica de Mar del Plata, más o menos como si fuera (más bien, la imaginaba así, esta últimas vacaciones se encargaron de dar por tierra con varios de mis supuestos) una especie de Hollywood criolla, o algo así. Un lugar en el que uno salía a la calle y cuando pasaba por una casa había placas de bronce que decían
"En esta casa Olmedo y Porcel filmaron en el '75 la película Los Bañeros las prefieren con plata" y cosas así, o que uno pasaba por el edificio de donde se había caído
Olmedo y estaba lleno de japoneses sacando fotos.
Bueno, esto no es así de ningún modo, yo de hecho le tuve que preguntar como a tres taxistas para que me dijeran donde quedaba el edificio de donde se había caído Olmedo, el
Maral 39 (que resultó que quedaba a 7 cuadras del depto). Cuando uno llega a la playa, no ve a Emilio Disi gritando
"Lechonassss!!!" o a Gino Renni sirviendo coctéles en las carpas, los bañeros eran tres amargos con panza de cerveza y poca onda sentados abajo de una sombrilla tomando mate.
Toda la ciudad está descuidada, los edificios están sucios y el Hotel Provincial (el de al lado del Casino) está cerrado. Casi no ví celebridades en la playa, sacando a Calabró, que encima en el momento no me avivé de quién era. Hubiera estado bueno poder gritarle:
"¡Hey! ¡Me encantaste en La Fiesta de Todos!" o algo así.
(confieso, que cuando supe que estaban filmando Bañeros 3, me hice ilusiones de que cuando fuera a la playa, justo iba a ser la playa donde la estaban filmando y que, quien sabe, quizá hasta llegara a aparecer en la peli de extra, porque no?).
Sacando esta ametralladora de imágenes infantiles cayendo aplastadas si piedad ante el peso de la realidad. Y contrariamente a lo que alguien que haya leído lo anterior pueda pensar, la cosa no estuvo mal. Me hubiera gustado descansar, eso sí, pero hubieron muchas anécdotas memorables que hicieron que todo valiera la pena: Como la noche que yendo a bailar, decidimos en cambio ir a "nadar" al mar. Hasta hubo una noche en la que uno de los flacos se estaba cambiando para salir y estaba tan borracho que terminó durmiendo desnudo sentado en el inodoro, despertándose sólo de a ratos para vomitar. No se guíen por esta anécdota nada más, pero puedo decir que estas fueron las vacaciones más ebrias de toda mi vida. Tambien puedo decir, y con orgullo, que fuí el único de los tres que estábamos en el depto que no quebró ni una sola vez (aunque de a ratos creí que no iba a lograrlo).
Otras cosas que estuvieron muy bien: las chicas en bikinis amarillos diminutos, justos-justos (siempre); los churros de Manolo's; la comida que nos preparaba uno de los chicos que vino el primer fin de semana (esos ravioles con salsa de crema, tuco y jamón cortado en trozitos vivirán siempre en mi memoria); los amaneceres "poniendo cascotes on line" en la Bristol y la Paneta-señal (junto con la Gran Muralla China, la única obra hecha por el hombre que se ve desde la luna). Eso es todo, por lo menos hasta el año que viene.
Ah, me quedé con las ganas de ir al casino, porque los otros flacos no me quisieron acompañar y a mí, la verdad, no me dió para ir solo. Que se yo, ahora me arrepiento un poco, pero ya tendré oportunidad de volver, supongo.
