La esquina de Libertador y Bunge, en la rotonda principal de Pinamar, es el lugar clave. Empieza a cobrar vida propia pasada la medianoche, cuando la legión de adolescentes se junta. Lo llaman el pre-dance, que no es otra cosa que poner un lugar de encuentro, donde hacer tiempo antes de ir a un boliche. [...] A las dos y cuarto -de la madrugada- por ahí andan dando vueltas Magdalena Perea, de 16 años, y María Basaldúa, con amigas. Magdalena -con una musculosa que tiene estampada la cara de Marilyn Monroe, jeans y ojotas- lleva la voz cantante del grupito. Todas son de Palermo y Recoleta y veranean siempre en Pinamar. Algunas son, además, compañeras de colegio: se reparten entre el Jesús María y el San Martín de Tours. "Preguntame a mí, que quiero ser famosa", arremete la de la remera con la cara de Marilyn. Y se larga: "Acá hacemos el pre-dance. Nos juntamos en este lugar siempre y después vamos a Ku que es lo más top para bailar". Sigue: "Además, es el único lugar donde va gente que conocemos".
(Extracto de una nota aparecida en la revista
Viva de
Clarín que hablaba de la movida de Pinamar en verano, el domingo 25 de enero de 2004. Texto de Alba Piotto.)
No voy a decir nada sobre lo mogólica que puede llegar a ser esta piba (no, que tuviera 16 años no es excusa), pero...loco, cuantos estereotipos de persona existen? 4? 6? 25? Y es como si cada vez más gente se esforzara cada vez más en "ser" el estereotipo, como si esa fuera la realización en la vida.
Este es nada más que un ejemplo: chica con plata, remera de colores fuertes de mangas recortadas (seguro) con la cara de Marilyn Monroe, vive en Recoleta, va a un colegio católico, veranea en Pinamar, le gusta que la vean en los lugares top y bailar dance.
Si seguimos por ahí, dentro de 20 años vamos a ser todos iguales.