Alguien dijo una vez:
"Los griegos lo hicieron todo antes que nosotros, y los griegos lo hacían mejor".
Digo esto, porque esa es la imágen que me quedó tras ver
Troya. La película en sí no es ninguna maravilla, a pesar de que logra momentos de una épica digna de ser recordada (la secuencia de los mil barcos cruzando el Egeo hubiera estado bueno verla por primera vez en el contexto de la película y no en el
trailer) como el duelo entre
Hector y
Aquiles. Ah, sí...Brad Pitt. La verdad es que a mí me gusta como trabaja
Brad Pitt, pero he de decir que a nivel actoral no es ésta su mejor cinta, en el aspecto que sí mejora es en sus coreografías de pelea (que ya había demostrado que sabía manejar muy bien en
Fight Club), de hecho esta pelea debe ser el momento más alto de la película, y no solo por la pelea en sí, toda la secuencia, desde que
Aquiles (Pitt) aparece por el horizonte y Hector detiene a los arqueros que apuntaban al pélida rubio, hasta cuando
Príamo (Peter O´Toole) deja el campamento aqueo con el cuerpo inerte de Héctor, pasando por la despedida de Héctor a su familia, sabiendo que sale de la ciudad a morir, tanto como por el sonido (brillante) del choque de los metales durante el duelo.
Héctor, interpretado por un Eric Bana que se redime después de ese gran fiasco que fue
Hulk debe ser lo mejor de la película tanto por la nobleza del personaje como por la actuación de Bana. En Aquiles, sin embargo la actuación de Pitt resulta decepcionante y no por el hecho de que sea rubio, que a pesar de lo que diga la mayoría, Aquiles sí era rubio (lo dicen los libros, amigos), sino porque intenta ponerle una profundidad en el personaje que éste ciertamente no necesita. Quiero decir: Si estás interpretando el ideal heroico más importante de la historia de la civilización occidental ¿porque tiene que sufrir su condición de héroe como si fuera una maldición? ¿Por que no puede vivir su heroísmo sin culpa?
Desde hace ya un tiempo que este tipo de conflictos se mal-entienden por otorgarle humanidad a un personaje. Y en algunos casos quizá eso funcione, pero gente como Superman, por poner un ejemplo, nunca van a ser humanos por mucho guionista insistente que le pongan al personaje. Superman es Superman. Es un héroe, lo podés hacer ir a comprar el diario, ir al kiosco a comprar cigarrillos, mostrarlo cocinándole locro y pastelistos al resto de la
Liga de la Justicia, y va a seguir siendo
Superman, nunca va a ser el vecino de enfrente. Es ridículo pensar que puede llegar a tener los mismo problemas de éste. Creo que alguien como
Aquiles es lo mismo.
Y ahora, ya que saltó esa palabra: Está ese momento en una de las escenas finales de
El Retorno del Rey en el que
Aragorn, con el ejército parado delante de la puerta de Mordor avanza unos pasos y casi con lágrimas en los ojos se dá vuelta y le dice al resto de los hombres pero en voz baja y como quien quiere cierta intimidad:
"Esto es por Frodo". O cuando antes de aquella batalla al final de
El Ultimo Samurai, el personaje de Katsumoto (Ken Watanabe) mira a Nathan Algreen (Tom
asegúrense-de-que-mi-pelo-se-vea-bien-en-la-película Cruise) y le dice:
"Nunca se lo pregunté, pero ¿como terminó el ejército de ese General Custer de ustedes?" Algreen sonríe y le contesta:
"Muertos todos, hasta el último hombre" y ambos ríen incluso sabiendo que su destino va a ser el mismo que el de aquellos hombres. O, ya que hablamos de
Troya, lo que puede llegar sentir Héctor en el momento de despedirse de su familia sabiendo que sale de la ciudad a morir en las manos de Aquiles. Todos lamentan su destino, pero nadie intenta detenerlo por que entienden que para él es el modo en que las cosas tienen que ser, no hay segundas opciones. Nadie lo trata de detener, salvo, por supuesto, la mujer. Y es que dá la impresión que las mujeres no entienden demasiado de gestas heroicas.
No sé si a todos les pasa lo mismo, pero yo veo estas cosas y a mí se me hincha el pecho de orgullo. Supongo que aunque sea, deben sentir algo parecido, sino no habría superhéroes y no se harían adaptaciones de la Ilíada hoy día, ya que es ése el verdadero marketing de estas películas.
Pero volviendo a lo otro, una buena película, no va a cambiar la historia del cine o por lo menos no va a cambiar mi historia del cine pero tiene esos ingredientes que tanto gustan al macho de sangre caliente que puedo llegar a ser yo. Y además me dieron ganas de leer la Ilíada otra vez y de leer por primera vez la Eneida, y eso es algo bueno y es más de lo que puedo decir de la mayoría de las películas.